Diario de una paloma.
Hoy ha pasado algo extraño. La manada de humanos ha salido con un líder menos. No sé la razón, pero algo gordo tuvo que suceder para que uno de ellos se quede. Yo por si acaso, los seguí para vigilarlos de cerca… Pero me costó. Resulta que hoy iban en tren y ese corre más que el metro. Pf, si no me llego a enganchar al último vagón, los pierdo. Mi niño de las palomas ha perdido bastante interés. Yo le fui avivando palomas nuevas, y no les hizo ni caso. Resulta que fueron a Versalles, donde viven mis primos, pero a mí me seguía rechinando la ausencia de Alfa 1. Ese nombre se lo he puesto yo porque es el que suele ir en cabeza.La verdad es que su cara me suena. Debe haber venida más veces.
Al castillo no pude entrar, pero aproveché el rato para visitar a mis primos y juntos fuimos a verlos salir. Madre mía; pues algunos no sabían salir, otros se quedaron atrás, otros salieron por otro lado… Yo creo que los Alfas se ríen por no matarlos.
Después de comer, volvieron pero directos al hotel. No sé qué tenían preparado, pero cambiaron y se fueron a un parque, “El Parque Prohibido” donde no nos dejan entrar porque hay unas Ocas y unos patos malísimos que nos atacan continuamente. Pero sí que los vi salir y Alfa 1 iba con una niña cargada… Están fatal,
En fin, mañana más y mejor. ¿Mi niño habrá sacado fotos a los patos?
Pues día extraño el viernes. Nos levantamos con una niña enferma y la tuvimos que dejar en el hotel. Evidentemente, un profesor se tenía que quedar con ella, y como yo ya he visitado Versalles alguna que otra vez, me quedé yo. Lo que más me dolió fue perderme mi crêpe preferida del mundo mundial… Pero nada, no pasa nada. Esa niña conmigo no aprobará en la vida por perderme la crêpe, pero no pasa nada.
Por la mañana, para comprar los billetes, ya le pusieron pegas a Pedro, porque aquí obligan a 1 acompañanta cada 10 alumnos, y no se los querían vender. Al final los convenció, pero no querían.
En el viaje de vuelta, como muestra de empanadismo, después de pasar el billete y entrar, dos niñas pensaron que tenían que ir al baño fuera, y salieron otra vez, así, sin avisar. ¿Consecuencia? Pues tenían que comprar otro billete. Era una ocasión genial para que aprendieran, pero un hombre se apiadó de ellas y les prestó su bono.
Por la tarde habíamos previsto lo de los juegos. Hace más de una semana que les pregunté cómo reservar para un grupo y no me daban una explicación. Entonces por la mañana me dicen que para reservar hay que pagarlo todo junto. Si me lo hubieran dicho cuando les pregunté, os habría pedido el dinero para meterlo en la cuenta y pagar las actividades que eligieran, pero así no podíamos. Y si íbamos hasta allí, nos arriesgábamos a que con tanta gente que había, ni pudieran hacer la actividad. Así que los trajimos al parque que hay junto al hotel.
Espectacular. No querían ir y luego no querían volverse. Se compraron pelotas en Decathlon y estuvieron en el césped jugando, sentados, paseando… Eso sí, un grupito dejó la zona con tanta basura que de la vergüenza que les dio a Maru y Rebeca ellas mismo la recogieron. Claro, luego nadie había sido. Ni las que estaban sentadas en el mismo lugar que la basura.
Como el día iba tan bonito, pues una niña se dobló una rodilla y tuvimos que traerla en brazos al hotel para que no la apoyara. Otra historia más. Las pruebas, en los vídeos.
Por la noche, una niña se me desarmó y tendremos que armala otra vez. Será de Ikea…
Frases míticas:
- Merci beaucoup.
- Obrigado.
Es lo que tiene ser plurilingüe
Ahí tengo una niña
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